mnemo-tecture
(last edited: 2020)
author(s): Raúl Díaz
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Entendida más allá del ámbito meramente espacial, la arquitectura constituye uno de los planos fundamentales de la identidad humana. Las experiencias y recuerdos que configuran nuestro relato personal se ven condicionados por el entorno, que se convierte, así, en una pieza más de quiénes somos y cómo nos construimos en relación con el espacio que nos rodea. Este Trabajo Fin de Máster explora la construcción o búsqueda de la permanencia de la memoria a través de un ejercicio proyectual de introspección. Por ello, este supone un paso más en la lógica de un
proceso de investigación y exploración personal iniciado, un año atrás, con el Trabajo Fin de
Grado, “Elements of Therapeutic Architecture. Taller SWAIP”.
El trabajo comienza con un ejercicio introspectivo, íntimo e individual de acceso a nuestra memoria. Una memoria cuyo depositario es el propio cuerpo, que restituye el recuerdo por impresiones registradas en sus músculos, en su piel, o en sus sentidos. Aparece en ella la arquitectura como medio —tangible e intangible— que alberga el propio acto del recuerdo, lo genera o lo potencia, media sobre este en situaciones tan banales como el goteo constante de un grifo averiado, flojo pero audible; este sonido puede magnificarse, distorsionarse e intensificarse en nuestro archivo de recuerdos, mediado por la imaginación, hasta resonar líricamente como un eco que mide el paso del tiempo. Encontramos así en nuestra memoria claves interpretativas que nos guían en una búsqueda de lo primario.
Estos recuerdos suponen el germen para la creación de una exposición material en la cual el autor exterioriza y plasma gráficamente la experiencia vivida. Finalmente, es a partir de la síntesis deliberada de dichos recuerdos en esencias, cuando se realiza el ejercicio proyectual
propositivo: el desarrollo de una arquitectura que trata de alejarse de la experiencia vivida y media con la experiencia proyectada. La experiencia individual se torna colectiva.
El objetivo del trabajo no reside en una práctica meramente compositiva, sino que pone su foco de atención en la exploración de una experiencia arquitectónica primaria o esencial. De este modo, surge un modelo arquitectónico que refleja un espacio mental sustancial y primitivo, compuesto por fragmentos de nuestra memoria. De esta forma aparece la relación sujeto-objeto, de modo que sin el primero, el segundo carece de sentido alguno. Una arquitectura a priori
carente de ubicación, aunque ubicable. Un lugar en el que subyace el interés por explorar las condiciones espaciales capaces de rememorar la esencia de un recuerdo, sus cualidades, y la arquitectura de su habitar.