ENUNCIADOS COREOGRÁFICOS

Reconozco en textos y creaciones artísticas la necesidad actual de pensar acerca de la relación entre conocimiento y arte en la coreografía contemporánea. Me ha interesado esa relación desde que hacía la tesis de doctorado, titulada Relaciones entre el suceso coreográfico y el escenario de la política (Gómez, 2020), en la cual trabajé la pregunta acerca de cómo se da la política en la materia simbólica de la coreografía. Transversal e intuitivamente, sin embargo, ya me preguntaba cómo se presenta en la obra misma la pregunta investigativa: cómo hacer del cuerpo de la obra el lugar de la problematización de la investigación, sin ilustrarla ni ejemplificarla, sino poniéndola a prueba, desafiando las afirmaciones al ponerlas en operación, regresando a la escritura y, de ahí, de nuevo, a la acción. Esa búsqueda ha movido desde entonces mi trabajo artístico.

 

En la tesis, me pareció que la creación coreográfica, en lugar de concretarse en obras o piezas escénicas, se convirtió en un enunciado más del texto, en una reflexión gestual que estructuraba el desarrollo argumental. De ahí, intuí que no estoy explorando primeramente cómo el cuerpo habla de la política desde la coreografía, sino cómo la acción performativa lleva a escena una problematización, una pregunta que se despliega combinando diferentes lenguajes. Ya lo había enunciado de otra manera en la tesis, al plantear que la unión de signos-gesto, en su ensamblaje, va estructurando sentidos, frases que hay que traducir, abrir, cuestionar, haciendo uso de la emoción, la intuición y el concepto.

 

No de manera aislada, el acontecer de aquella y mi actual investigación va dándome criterios acerca de cómo entiendo investigar en las artes. En este punto, no tengo una distinción clara de, por un lado, cuándo comienzo a hablar de la potencia de la coreografía para enunciar a través de sus signos-gesto problemas políticos que carecen de palabras y, por otro lado, cuándo estoy hablando de esa misma potencia en la investigación en arte; quizá porque son lo mismo.

Piénsese en textos como Choreographing problems, de Bojana Cveijc (2015); ‘The voice of the dancing body’, de Bojana Kunts (2009); o ‘Towards a Practical Understanding of Theory’, de Mette Ingvartsen (2005).

No obstante, por mor de una reflexión acerca de los problemas estéticos propios del campo de la investigación artística, los enuncio aquí separadamente, al tiempo que intento unirlos por medio de imágenes, videos y trazos gráficos, y no de una descripción o explicación de las obras y sus contenidos (cada una de ellas abre un universo propio).

 

Apelo a que quien lee, como quien observa una coreografía (una instalación de Marcel Broodthaers), pueda unir signos y gestos para estructurar una traducción de lo que aquí se ofrece. Los enunciados coreográficos que propongo son ejercicios especulativos sobre palabras que se reinventan, que se abren por la mitad para establecer una nueva apariencia, una nueva forma de nombrar en vinculación con otros signos. La búsqueda ha sido pensar desde dentro de la coreografía la dimensión política y la potencia poiética de la propia coreografía, con el fin de que esta configure los bordes de lo que no ha sido nombrado ni reconocido.

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Del eros y los objetos

Signos-gesto. De la coreografía a la política (2019)
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